Elizabeth Maldonado Manzanero

Marcha

Corren pesados por un camino estrecho de juventud

los muslos cansados de errar los pasos.

El corazón sigue la marcha del calendario, sin razón

con ansiado tesón, de alcanzar la tranquilidad del sueño.

Volátiles empeños, anhelos que gobiernan revolotean

en mis entrañas, mientras deambula de norte a sur

un áspero viento que aroma de impotencia y odio

todo lo que corrompe la endeble marcha de la humanidad

inútil caridad, infructuosa libertad, vana conciencia

displicente descanso para ser nada en y con el tiempo.

 

Yo en abismal tormento me revuelco,

no soy más que un ser contaminado del devenir enfermo

en un caudal arremolinado y ríos revueltos

navega en los cauces siniestros mi pensamiento  

en aquellos rincones donde no cabe más que el infierno

y todos mis secretos  que me van devorando hambrientos

de la tibia esperanza, de la ruptura perene con el mundo,

para encontrar la paz, esa que busco y no hallo

ya ni en las pupilas del ser que amo, vocifero el dolor,

ahogando sensaciones, voy simplemente resquebrajada

loba solitaria que deambula y va atemporalmente muriendo.