Tú te fuiste con la premura
del que huye de lo más amado.
Te fuiste sin acuerdo y apurado
¿Era acaso miedo a mi dulzura?
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¡Sé que mis besos te atormentan!
Y, así, los deseos de tales delicias.
Mis desenfrenos y el sin fin de caricias,
hacen que tus tiernos labios mientan.
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Es que tú has sido mío y yo soy tuya.
Esa verdad es grande como un templo.
De esos templos donde dicen ¡Aleluya!
Ante la figura celestial que contemplo.
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Amor mío, nunca podrás olvidar
que tu alma se esconde de sí misma,
con una frialdad que me abisma.
Pero vendrás a mi lecho entibiar.
-*-
Tus pasos están todos contados.
Mis besos te guían a mi regazo
y a mis brazos que están destinados
a mantener, amor, nuestros lazos.
-*-
¡Por eso, es que todavía te espero,
Pero sabrás que a veces desespero!
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