A las seis de mañana escucho el trino
de dos aves de un cante suave y fino.
Con tres colores lucen primorosos,
cantos de cuatro tonos muy hermosos,
uno, con sus arpegios bulliciosos
silva cinco minutos majestuosos.
Son las ocho, cumplida su misión
en diez tallos desatan su pasión.
Veinte días transcurrieron, el sino
les da nueve pichones vigorosos,
con cien besos demuestran su emoción.