Antonio Leyva

El tedio de la mañana que acompaño con café

El tedio de la mañana que acompaño con café

buscando entre las hojas la esperanza que se fue

empapelada entre recibos, nóminas, facturas,

y una duda que resalta entre montañas de fe

 

Te escribo, me escribo, me describo,

sigues vivo, creo, o al menos eso te han dicho

aunque observes al cajón como un capricho,

aunque habites donde habitan los recuerdos

 

Por eso pierdo cuando gano y cuando gano estoy ausente,

engañando a la mente, mintiendo cual escribano, 

en mi llano, ya no hay espacio para la suerte

y de tanto querer quererte perdí mis fuerzas en vano

 

En mi mano está esa marca que no he sabido quitar

y mi boca está agrietada por besos que rechacé

este grito silencioso fue solo para explicar

el tedio de la mañana que acompaño con café.