EL VERSO QUE ME PIDES
Quieres un verso, que salga de mi alma,
pobre gaviota, de alas jubiladas;
mi alma, no tú, que vuelas sin esfuerzo,
hasta el génesis de todas las miradas.
Un verso que disipe, la sombra, de tus dudas,
y de una vez, confirme, tu creencia;
un verso que te ayude a decidirte:
si tomas, o no tomas, mi existencia.
Y te lo voy hacer, aunque me cueste un río,
porque la luna, aleve, su ayuda me ha negado;
pero, yo soy así: adoro el desafío:
Cuando el silencio es grande, no me quedo callado.
Te amo, desde antes de saber, que existías,
he soñado despierto, porque he visto tus ojos,
y me hierve la sangre, cuando rozan mis dedos
los bordes, exquisitos, de esos tus labios rojos.
Ya he pasado por esto… y aunque no salga ileso:
me yergo, si tropiezo; si caigo, me levanto
y por esa razón, cuando me pides versos,
yo me destrozo el alma, para que surja el canto.
Oye, como lo expreso:
Para atender tu ruego,
me extraigo el corazón,
y te lo entrego.