La gitana un día se acercó cantando,
me pidió le diera con amor mi mano,
para ella leer allí mi destino,
predecir mis alegrías
o mi tiempo sombrío.
La gitana un día se acercó cantando,
le brindé mi mano, mas le pedí... callase:
\"Para qué he de conocer de mi incierto futuro,
si de antemano sé que este mundo es duro.
No quiero saber si mis preciados amores
traicionarán a escondidas mi amor sincero.
No quiero conocer si la mujer que quiero
se ríe, a diario, de mi inocencia ciega;
¡el ignorar que miente... me permite amarla!
No quiero descubrir que mis hijos, un día,
se burlarán del viejo que les dio la vida;
no quiero anticipar que a los desvelos míos,
mis hijos pagarán con un cruel olvido.
Yo quiero más bien... gitana,
aferrarme al mañana;
soñar que la vida es bella y...
que mi mujer no me engaña.
Imaginar a unos hijos... tristes,
porque su padre se ha ido;
y que la muerte acabó mi vida,
mas nunca nuestro cariño.
Vete pues gitana, vete pues... cantando.\"
La gitana entonces... ¡se alejó llorando!
xE.C.