Dos grandes de Argentina.
Alberto y Cristina.
Dos seres que habitan
este país magnífico y próspero.
Dos seres a los cuales
todo el pueblo debe rendir aplausos y vítores.
Dos almas unidas para beneficio
de todos nosotros: el pueblo.
Carismáticos, humanos, nobles.
Cuánto debemos agradecer que existan...
Ellos no son seres egoístas.
No, no piensan siquiera en ellos.
Piensan en la felicidad de nosotros.
A los jubilados la señora
nos ha dado un gran incremento
en nuestra jubilación.
Los precios de supermercados
están bajísimos.
Debido a esto, nosotros, el pueblo,
al estar en éstos,
llenamos nuestro chango
con una cantidad enorme de productos.
Todos a un precio bajo.
Tan bajo, que produce risa.
La risa de la alegría, de la emoción.
Del agradecimiento íntegro, total, absoluto.
Cristina se dirige a nosotros,
como si fuésemos hijos engendrados
por su vientre.
Bendita eres Cristina Fernández de Kirchner.
Y tú, Alberto Fernández,
te comportas con tu pueblo,
tu adorado pueblo,
como un verdadero padre de la Patria.
Oh!, Cristina, Alberto,
me postro ante vuestros pies,
agradeciéndoles en nombre de todo
EL PUEBLO ARGENTINO,
vuestra magnanimidad, vuestro amor.
Continúen haciendo felices
A TODOS LOS HABITANTES
DE ESTA MARAVILLOSA ARGENTINA.
GRACIAS! GRACIAS!