Caminando por las calles de mi pueblo
me reencuentro con vivencias olvidadas
que entre la mágica niebla se apilaban,
apareciendo ante mí como destellos.
El viento forma un remolino de sueños,
un diario abandonado se levanta
pasando junto a mí cual ave asustada,
dejándome sola con muchos recuerdos.
El eco de una risa llega a mi mente,
rememoro el abrazo de los amigos
y la calma que me daba con su trino
el cenzontle mañanero entre las nueces.
Una nube negra busca acomodarse,
sacudo enérgicamente la cabeza,
el cielo de mis memorias se contenta
con todos aquellos momentos amables.
Anna Gutiérrez