Viajando como cada año
vengo a tu despedida, verano,
mis guías son las aves de recorridos largos
y los días que duermen más temprano.
Vengo a deshojar los árboles,
que se visten con sus mejores galas,
celebrando una fiesta de despedida
a las hojas que vuelan sin alas.
Traigo una gran gama de colores
como un arcoiris que luce su brillo,
y una traca de fuegos artificiales
que yacen entre el ocre y el amarillo.
El Equinoccio se acaba de despertar,
las alegrías veraniegas son solo memorias
que fallecieron con mucha tristeza
entre cálidos aires sin gloria.
Ya completamente desnudo, sin ropaje,
descolorido por la naturaleza,
y orgulloso de mi digno linaje
al invierno saludo con entereza.
José Antonio Artés