Del cementerio sacó su fuerza.
No como aquel niño,
Que solo quería morirse mientras lloraba a sus tres Marías.
Ella escribía versos,
El se tragaba la picardía
Mientras en el infierno las letras, se revolvían.
En la tierra la melena del León,
En el cielo las plumas,
En las tinieblas tu Dios.
Sigue practicando tu rito
Seguramente tus letras
Algún día pesaran, cual melena de León.
Paulina Dix