Los labios suscitaron
promesas, obligaciones, mentiras,
yo enredé el silencio con la manta
de la hipocresía y en sustento de materia
quedé apelmazado. Oh rosa del azafrán,
magnífica utilizada en los vestigios
dispersos, en las diversiones de los niños.
Soñé con la agonía infantil de los dueños
la aproximada conversación de los latidos
adheridos al espíritu en ímpetu de fronda,
en nebulosas de óxido y ofrenda floral.
Tuve una fascinada composición de órganos
donde las semillas inician su cuerpo de estrellas,
y el brazo estima su fragancia y su sudor de acometida.
Oh sí, enredaron nuestros labios en silencio de floras,
donde las comisuras se rasgan, y la perseverancia trae
cenizas de apartamento-.
©