Por la lejana montaña
solitario yo camino,
voy cumpliendo mi destino
siempre en pos de un buen mañana;
y voy dando con el alma
limpio amor y un gran cariño,
como lo entrega ese niño
con pureza y mucha calma;
y entre la gran claridad
con que miro el sendero,
veo que nuestra amistad
es mi más bello recuerdo
y la vuelvo a disfrutar
entre sereno silencio...