¡Alguien me ha mordido el alma!
-esta noche- mientras buscaba algo en mi tristeza;
Hoy que apenas he bebido y recordado tanto.
¡Alguien me ha sepultado el llanto!
Todo lo oscuro de esta noche
-se juntan otra vez- me deshojan los recuerdos dulces
y los empolvan con nuevos sufrimientos,
antes que se descuelgue el alba.
¡Alguien me ha mordido el alma…!
Me ha tendido una celada y ha entrado por el costado
más sufrido y más rajado
que me ha dejado la tristeza…!
Tantos sueños se han juntado esta noche
-en este rincón de penas- para dibujar candelas
en las bocas apagadas, mientras llegan
las voces de los cuervos a hacerse un nido en mi silencio.
¡Nadie sabe que aun estas aquí…!
¡Nadie sabe que me afincas en las sonrisas viejas,
en el alma que se me desnuda, cada vez
que se agrian los oligárquicos vacíos llenos de dolor!
¡Alguien me ha mordido el alma…!
Y debes ser tu –con tus pies sobre el femenino de mis sombras-
Desnuda y dulce como siempre, como la luz que apunta
hacia el desierto de mi amor.