Diego Nicolás García Contreras

Aruba

Quemando suspiros,
a la izquierda de la vera,
en la esquina de la verdad más altanera,
calentando recuerdos, entre sol y costanera,
arrojándolos al fuego de mi corazón en humareda,
desprendiéndolos del palpitar de los sollozos, como quitando hilos de un coyocho,
para olvidarla a ella, bruma de un día, que mojó mi pradera, con la fantasía escondida, de no saber lo que era,
sus palabras a la fragua, sus promesas a la hoguera, para darle despedida como toda una princesa, por lo menos hechicera....
en mi boca una sonrisa, atestigua la sirena, tal cual buitre en la colina, como barco que se empeña, en surcir el mar cual briza, que se acerca y que se aleja, como amor aventurero, calcañar en puesto en la arena, enterrado deja huella y provoca la hipotermia
por dejarla ir tranquila, a tu silueta triste y bella deslizarse por el agua salada, como si bebérsela pudiera 
me voy de esta playa, y libero esta pasión buena, como una red que penetra tu azul de hierba eterna
nebulosa constelada se me acaban las ballenas, se me tallan las estrellas en la piel de sal canela,
y ni el horizonte con sus nubes, apagarán lo que hoy se quema, como un recuerdo vivo,
palpitante entre la niebla, gotas que hoy mojan el pelo: amor dulce de costeña.