Cuando por fin me enamore
y el corazón ya no pueda
sobrevivir a la espera
de esos ojos que son soles;
de esos labios que responden
con esos cristales que llenan,
de esa vida que es eterna,
con aroma de mil flores;
con esa alma que es ternura
dulce velo celestial,
blanca luz hecha de espuma
que no se puede comprar,
me entregaré, no hay duda,
porque es amor de verdad...