No escribiré
un libro de poemas
en letra nítida
de imprenta
porque ya tracé
en el aire difuso
de mis años
los versos errados
de mi vida:
baldías tardes
de oficina;
abrazos y besos
lanzados al viento.
Ya escribí
los necios versos
de mis días
que me repiten
de manera lacerante y
no puedo ya borrar
las líneas mal escritas
en el frágil
papel de la memoria.