Margarita García Alonso

Dulce Apocalipsis

Ven,

ponme

de nervios.

Desmiente que eres

asalariado de la zona oscura,

que escuchen

las ovejas del acantilado.

Estoy por dispersarme,

en la noche caos,

al amanecer perdida,

cada mediodía orden

contrariado de desorden,

y a la inversa,

ecuaciones simples,

acabadas como

feto a término

que parte sin

ver luz

 

pie sin tierra cojea,

mano sobre mesa cae,

llama a esto depresión

instantánea, cuando es

 

geografía de barco

que surca océano.

 

El trepador sin suela

ofrece

lengua recubierta,

casi cumple cuota,

en el mástil alpargatas.

 

Sacrificio inútil,

imita racimo de uva,

y el viñedo ebrio

aclama pepitas de ají,

polen en frasco

 

-repetirá hasta que parezca cierto,

qué cansancio-

Humano reptilíneo

busca estrella

en papel rosado

de retrete,

ambientador de jazmín

cuarto insonorizado,

purificador de agua

aclara idea de denuncia,

¿algo queda del martirologio

que no ha explotado?

 

el cromosoma  indica

\'habitante\', no cartel,

no jerarca, no influir

sobre Hombre.

Tiembla,

la palabra en desuso

mastica visiones,

lengüetea polvo,

mientras desliza la tempestad

trituro cristal de ojo,

 

pero entra y golpea,

niega tres veces,

fragmenta.

Es hora del Apocalipsis,

si sucumbes,

fue un placer huir,

no parecerme.

Si te salvas,

sube al tiovivo y gira,

gira

con los muertos.