Con andar de peregrino
sin fe por la eucaristía,
seguro que me estaría
toda la vida sin tino.
Para llevar al camino
tanto amor muy bien guardado
al verte lo he recordado:
No era un sueño en este mundo,
acaso por errabundo
es duro golpe esperado.
Es tan corta esta sentencia
que brillará por sí sola
cual en marea la ola
es magnifica presencia.
Tanto vuelo por la ausencia
que de a ratos se me acerca
una lágrima de terca,
por la pupila desnuda...
Parece ser que ceñuda
me persigue hasta la alberca.
Se puede estar en la tarde
con un sabor de jazmines,
aunque en antiguos jardines
esa mirada resguarde.
Siempre será por alarde
que esconderé mi rubor
sin lisonja ni temor...
Sonidos de la nostalgia
que susurran sin la magia.
en la sombra, sin dolor.-
Amalia Lateano