Llovía, llovía mucho,
todo el tiempo sin parar,
parece lluvia de otoño
que no quiere terminar.
Llovía dentro del alma,
llovía sin descansar,
tanta lluvia no me alcanza
para dejar de llorar.
Llovía en las escaleras,
la terraza, el pajonal,
las lomas que veo abajo,
las calles de la ciudad.
Llovía por todo el campo,
por el centro, el arrabal,
llovía regando todo
sin dejarnos de mojar.
Llovía, llovía mucho
nadie podía saber
si tanta lluvia de otoño
podía el campo absorver.
Lluvia que moja al vecino,
de mi casa la pared,
el pasto, las plantas grises,
la vereda y el verjel.
Lluvia que me trae triste
sonidos de mi niñez,
que me recuerdan mi madre
cantando al amanecer.