Marcos Reyes Fuentes

BELLA PALABRA

Eres Una hamaca para el regocijo,

Inmensa como una espada curva inacabable,

una esquina que se estira para no agotar la huellas de mis pasos,

un ocaso que se aferra a la cola de una estrella.

 

Un eterno  susurro, una hoja, de un gusano el caminito,

una espuela, un pequeño dardo, una ponzoña

Una caricia que se entrega envuelta y de regalo.

Un mar  de letras que construye un infinito

 

un cofre del tesoro que se esconde en un acuario

un anticuario que conserva tantos sueños sin un tul

un parche en el ojo omnipresente de aquel amo

el garfio corrupto de un pirata que estrena una curul

Un cauce  para cualquier reclamo,

 

un timón hecho de palos como logos

Un caballo de mar con plástico multicolor,

Un fatuo amor y mil dolores resumidos en ahogos

Un castillo de naipes,  una Alicia para cualquier conejo

El orate de la cuadra que me brinda un sano consejo

 

El  abismo de mis sienes , un océano contenido en la botella;

una ventana que me encuadra al cielo,

 la pasión que va fugando en trenes

El mensaje que torea  al tiempo,  en busca de un lector  en un futuro tan añejo

Una  taquicardia verde  como  la extensa juventud de un viejo

 

una necedad como un pan duro, La pancarta de tus dudas, de mis penas

Una vena que recorre el viento.

Un a reina que busca un nuevo enjambre,  su futuro

una raíz que saborea el suelo ya sin hambre.

Una nube de algodón de azúcar,  una colmena.

 

Un suspiro en la cola de un cometa con forma de tu anhelo

Tus dedos sin permiso hurgando mi escondido corazón

Una bandera que llama al pasado llenando un gran vacío

El retorno al origen de la vida que se va. Sin la razón

 

La nupcias de dos mundos que se miran de reojo

Una excusa para hallarte como polvo en mi camino

El destino que dormita ahí  en tu blusa, un gran gemido

 

El éxtasis de mis pupilas bañadas en silencio con tu nombre

La incertidumbre de hombre con sus días y sus horas.

Un istmo entre mis fuentes, el puente  que une  tu desierto  y mi desierto

La extraña sonrisa de felicidad que tiene un muerto

El acierto de tenerte como puerto.

La verdad perfecta de la sinfonía inacabada

La balada de la vida en la que somos.

 

Todos somos constructores, asesinos, moralistas

Artistas, moralejos  y arlequines 

Amantes de la luna, magos de algún adacadabra

Amantes de ti, bella palabra.