Me siento como el jilguero
que canta muy indignado
sobre el árbol marchitado
por sublime y cruel brasero.
Yo fornido lo prefiero
y no triste y opacado,
me siento como el jilguero
que canta muy indignado.
Y aunque el árbol vivo quiero
sus ramas se han deshojado,
las llamas las ha quemado
el fuego que ha sido fiero.
¡Me siento como el jilguero!