Inmóvil, lejana y sencilla
vislumbrar el pasar de la eternidad.
El viento roza con fina fragancia
la suavidad de luces que quedan selladas
en el umbral del día. Quedas apagada,
sin vista, sin tacto de los transeúntes
que ven por tus ojos luminosos,
brillantes, inalcanzables para todos
fina, cautelosa, ausente cuando
escucha el canto de los pájaros.