Sólo cuando el sol calienta,
siento vivir,
porque al llegar el poniente,
siento morir.
La angustia viene de noche,
pero de día muerde ya,
de penas, hago un derroche
y conmigo acabará.
No puedo dormir: Las dos.
Ya llegó la madrugada,
no puedo encontrar a Dios.
Veo de mis hijos las caras.
Contemplo a Vicente Enrique,
con ojos de inmensidad,
se durmió con la camisa
que se dispuso a estrenar.
Milton,todo un poema
de inconstancia sentimental,
adopta en la cama vieja
una pose de animal.
Fuimos donde un gran amigo,
donde se siente el hogar
Y que golpe he recibido:
¡Milton se quiso quedar!
Regresamos a mi piso
recordando esa amistad,
más, dejando el vecindario,
Milton se puso a llorar.
El niño olvidó muy pronto,
yo me puse a recordar.
tengo que dejar la pluma
la angustia se viene ya.