En este sosegado amanecer, trasciendo al viento,
a las aves con su acento
y a cada piedra de mi rumbo en su lecho...
Camino en pos de la cima, a su alto pico desierto,
siguiendo el sendero encrespado,
que hace que retumbe mi corazón esforzado...
Hoy siento un idilio, con la aurora y su florilegio,
con el sol, fuente de oro limpio,
de la creación divina, soy complacido testigo...
Dios mío, esto es un viaje contigo,
por una intricada senda, junto a un límpido arroyo,
en místico día de oración glorioso...
Se aglomeran los matices del artista divino,
bajo un esplendoroso cielo,
cuando apuro con fatiga el último escollo...