Huyó de mí, tu espacio,
se esfumó con tu presencia,
con el sonido de tus pasos,
y tu sonrisa, hoy, en ausencia.
Pensaba que tu espacio era mío,
sin contrato de compra y venta,
manteniéndolo siempre frío,
de frases con palabras amorosas.
Tu espacio agrandaba mi espacio,
hasta alcanzar infinitas cotas,
en un grano, se ha convertido el mío,
en el inmenso desierto de las penas.
Quise clausurar nuestra distancia,
ofreciéndote lazos de vuelta,
rechazaste compartir los espacios,
harta de no recibir, dulces respuestas.
Lluvias de tristeza me empaparon,
de nostalgia, recuerdos y pesares,
por no haber custodiado tu espacio,
con gotas de amor, como mares.
José Antonio Artés