Llegaste desde los bosques,
Virginal como la montaña
Cubierta de robles, de brisas y cantos
Llegaste desde el manantial cristalino
Que brota ingenua entre bejucos y hierbas
Entre enjambres y orquídeas de brillantes tonos
Iluminados por el sol que se oculta en el verde
En las hojas de árboles que se mecen como sinfonías
Del alma, humedecidas por garúas que dan certeza de vida
A los nidos de las aves, a las flores y los ríos
Llegaste desde las cimas
Llena de armonías, de capullos y cigarras
Invisible entre las nubes que te cubren de seda
Con manojos de flores en tus manos
Para ataviar los templos que construyen tus sueños
Con los tallos y estacas de selva y savia
Que se clavan en el alma, para retoñar en amores
Llegaste desde las nubes
Sublime entre arco iris, más arriba del azul
En la bóveda celeste, sobre luces y estrellas
Donde nacen los huracanes, las brisas y los vientos
Llegaste entre troncos, sobre ríos virginales
Humedeciendo los cuerpos, despertando los anhelos
Con pétalos y besos sobre la piel inocente
Acariciando texturas de mariposas y lirios
Estremeciendo las fibras profundas del alma
Llegaste desde los volcanes
Que inflaman e incendian
Con la estrechez del abrazo y la ternura del pecho
Donde amamantas la vida y das calor a los cuerpos