He deseado a tanta gente
con tu nombre.
Extraño…
A ti también.
Vibra mi canto
en la arena fina.
Los perros escuchan,
tus amigos también.
Nos teñimos de atardecer.
Moneda flotante,
trozos de sol.
Transformándonos.
Mi voz tiembla.
Está viva, orgánica.
Tu fascinación
me descoloca.
Desvíate de mi rostro.
Porque mi vibrato
quiere intimarte
al oído.
¿Por qué tu nombre?
Por qué tú,
con kilómetros de piel
y tinta corriendo
por tu espalda.
Por qué tú
Con tu mirar perplejo
viéndome,
realmente,
viéndome.
De todas
Tu mirada es la más pesada.
Me afectas,
desarticulas,
desarmas.
Quiero que me vean
como tú lo haces.
Y si algo rompe las olas,
no es la roca.
Es mi voz,
conteniendo
el mar entero,
para no besarte.