¡Oh Jesús mío!.
Contigo es donde puedo estar seguro,
porque en lo mundano,
el pecado le circunda, a mi sentir psicológico...
Eres mi todo, mi amor puro,
que me dejaste testimonio en el Calvario,
con tenaz heroísmo,
hasta caer sangriento, con porte escarnecido...
Y me aferro cabizbajo,
en modo humilde, a tu designio divino,
yendo a tu encuentro,
Dador del perdón, mi amor perfecto...
Que en este lugar sencillo,
te celebro ceremonioso, así transcendiendo,
porque me diste el beneficio,
de llegar a Ti, con el pan eucarístico...