Revoloteada la semilla del estómago
cuando en suspiros de amor observé la llamada
y sin arbitrariedad acudí transformada
presa por besar sus labios sin quitar el hámago.
Haz lo mismo y muestra hacia mí tu halago.
Cómo el albor del día quise ser abrazada
sin esconderme ni esconderte ante la bandada.
Ven pronto y sé la luz que porta el viejo mago.
Pon aquí las semillas, incluso en tierras áridas
porque soy fiel a ti. Prosigo la caminata
siendo capturada por las noches estrelladas.
Ayer vine a tu encuentro con la semilla muerta.
Muy querido mío suspiro... ¿por dónde andas?
¿Quieres ocultarte tras las bandas del poeta?
Galilea R