Me acuesto planamente
escuchando un rumor de pájaros
resueltos los enigmas saben a poco
los latidos del suicidio imaginan mis nupcias
soy el hermano del fraticida huyendo a campo abierto
las vendas indefinidas cubren mis apósitos
soy un testarudo con buena suerte
lejos del ermitaño lejos de la codicia universal
lo más muerto el hedor de las lagartijas
acostumbradas a mi cuerpo invadido.
Un batir de alas anega entonces mi dormitorio
soy preso de la somnolencia infatigable
que recubre los labios, cuya energía defensora
transmite el sudor de los cuervos enfrentados.
Oh, calendario imbécil, nuestros besos
nunca más se cruzarán!
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