No sé lo que escribo,
por eso mismo confío en su existencia.
La página deshecha es cianuro,
si conlleva el escarmiento más contundente
de la luz decapitada.
Trance y descanso sonoro
de tus huellas venturosas ,
que ignoran donde conduce
el camino de vuelta.
Todo llega cuando desaparecemos.
Como el día débil del rayo,
pegado a la ausencia posesa
de la ventisca.