Solíamos nadar sin ropa en aquella playa de recuerdos
y entre gemidos ver yacer nuestros cuerpos
la piel tiene memoria y vibra ante tu presencia
los años van llevando nuestra juventud y belleza
pero lo vivido firmemente se queda.
Tengo la misma sed que el tiempo no sacia
vivir, disfrutar y amar con ansias
aunque el corazón se rompa en cada añoranza
y el alma longeva en su sabiduría descansa.
Es que cuando uno ha probado el libre albedrio
nos creamos un mundo perfecto con imperfecciones,
y vamos por la vida sin miedos y tabúes,
somos dueños de nuestras limitadas decisiones.
Un poco de fe y esperanza los dejo puestos en la balanza
para que sean gratos los años que aún me faltan,
pero entre todo lo que tengo y lo que en llegar tarda
quiero que seas tú mi compañero y la extensión de mi alma.