Madrugada-amanecida,
cielo helado...
Con fuerza, con brío, y con mirada,
veo a la Virgen del Txarlazo.
Inmensidad
sobre la pared rocosa de Orduña...
¡Ave María!
Virgen de la Antigua en la peña...
Que se alza majestuosa,
sobre un paisaje lleno de verde vida...
Y allí maravillosa,
a los señores alpinistas, dando los buenos días...
Y a Dios la noticia le interesa,
de mi gran escalada que la Virgen le anuncia,
mientras mi espíritu le reza.
¡Yendo hacia arriba!... ¡Hacia su cima!...