Dos huracanes revolviéndose en su lecho,
jugando a fuego ardiente por amor.
Se lanzaron a quemar ropa
y el deseo les venció.
Así horas fugaces pasaban murmurando erótica
canción
y al golpe del beso saltaba la lujuria
y prendía el sol de la pasión.
Las olas del mar en tropel entre sus agravios atraparon
dos luces en el silencio ardiendo en el suelo,
el muro representaba
la forma rígida de dos cuerpos.
Tú y yo, jadeando intensos.