Estás allí, parado, diciendo querer ser amado,
Y estoy aquí, con un enfermo corazón ya golpeado,
Con una desolación enraizada
que a mi alma ha contaminado.
No te digo, pasa y entra, que aquí serás venerado.
No importa cuánto saltes, no importa cuánto trates,
¡Que aquí, no entrarás desalmado!
Dices que cualidades extraordinarias has desarrollado,
Pero a mí, corazón, no has engañado.
Cuántas veces por inocente he fracasado,
Cuántas veces no fui inteligente,
y por amor, amor, me han maltratado.
Y no creo que tengas presente
Que a una perspicaz mujer
De ímpetu ser,
Puedas engañar con un fingido querer
Tan sólo eres uno más,
De aquellos que han jugado,
que al sentimiento del amor, han profanado;
y que a un corazón como el mío, han lastimado.
¡Vete de aquí desalmado!
No vengas con tu falso amor,
y con tu valiente coraje
a querer engañar a un corazón
que de experiencia, ya se ha cansado.
Ferviente de amor, lo encontraste,
Y ferviente de amor, lo dejaste;
Porque hervir prefiere
por desolación,
a que por amor lastimarse,
amor.