La cosa comenzó pero que muy bien.
Arrullos, caricias, mimos y besos,
prolegómenos de los embelesos,
y allí es donde se revela quién es quién.
Y en ese escenario de deseos
los dos cumplen su rol en el concierto
que les conducirá a lugar cierto.
Comienzan entonces los ajetreos.
El éxtasis de ella aun no alcanzado,
mas muy próximo está ya de la cumbre,
y lo que ha de estar erguido sucumbe,
porque lo esperado se ha anticipado..
Contrariada, disgustada, molesta,
advierte que ya todo ha terminado.
Insatisfecha, pues, la ha dejado.
Con el fracaso, se acabó la fiesta.
. . .