Envueltos en tu paraíso
las mieles colman su dulzor.
Tu roce transige mi cuerpo
mis friegas, excitan tu voz.
Saciada con tiernos halagos
la ausencia de un largo estupor,
el morbo se eleva hasta el cielo
desciende por ti la pasión…
Mis ganas las cubre tu encanto
tus labios ceden al calor,
tus besos de néctar travieso
son flechas para el corazón.
La noche palpita entre pieles
con trinos de algún ruiseñor,
tus ojos me piden guiñando,
que cante una nueva canción.
El alba sorprende dos cuerpos
desnudos plenos de sudor,
tu sangre calienta mi sangre
dos almas se funden al sol.