Estoy aquí, mirando este amanecer...
La luz del Sol se va reflejando en el cielo,
las blancas nubes muestran su anhelo.
Hoy han sentido el llamado del deber,
al ver la ilusoria luz del Sol al emerger.
Él, desde su trono nos va dando la hora;
con cálida voz va cantando a la Aurora.
Se despide de la Luna con un abrazo.
Ella se ríe y se va alejando paso a paso.
Pero, ya el poeta no la ve como otrora.
¡La Luna y el Sol son los eternos amantes:
Ella lo visita, Él no se duerme, suplicante!