Navegan por la sangre de mis venas
horrores y fatales sufrimientos,
en forma de licuados pensamientos
de dramas y recuerdos de mis penas.
Hostigan como cantos de sirenas
y evocan esos trágicos momentos,
con voces convertidas en lamentos
de juicios que te imponen mil condenas.
Los duelos que quedaron tan adentro
hoy son como toxinas o venenos,
y lloro porque siento que lastiman
si advierto que son ellos el encuentro
del niño con el hombre que va a menos,
de vidas y de versos que no riman.