Porque? Te preguntarás,
Si ni mí alumno eres!,
pues te equivocas maestra,
Y enseñar son tús deberes.
\"Me enseñas con tú sonrisa,
Y el dulce tono de tú voz\",
Diría un niño alumno,
Y le creo, acá entre nos.
Pero a mí me has enseñado,
Qué la belleza es interna,
Y aunque externa también la tienes,
Tienes tú lo más deseado.
Unos ojos que nos muestran,
De tú ser lo más divino,
El gozo que Dios te dió,
Y lo demás lo adivino…
Bella de pies a cabeza,
Y sonrisa angelical,
qué sólo quiere uno amarte,
Y no hacerte ningún mal.
El hombre que te enamore,
A la altura debe estar,
Tratarte cómo una Reina,
y también saberte amar.
Primero por ojos y oídos,
Música, poemas y rosas,
Después acariciarte toda,
Inventando para ello mil cosas.
Besar esos bellos pies,
Y cada parte de tú piel,
Y esforzarse por qué emane,
El rico néctar de tú miel.
Mirar en tú bello rostro,
Y la expresión en tús ojos,
Que te sientes plena, amada,
Me haría ante ti caer de hinojos!
Sigue así, con tú alegría,
Enseñando aún sin querer,
Qué Dios nunca se equivoca,
Por eso te hizo mujer!