Carlos Eduardo

Así pasó todo, él lo plagió

 

desde su alma.

 

Lo tenía hace tanto tiempo,

era un tesoro guardado,

original, bello, como un sueño.

 

Nadie lo sabía.

 

Era sólo suyo,

tan simple,

valioso.

 

No lo quiso corromper

lo sacó a la luz deformado,

irreconocible.

 

Aún conservaba su sello.

 

Lo regaló,

su vida se transformó,

entonces,

en una mentira.