Todo aquel que no ve tu hermosura;
ciego está.
Todo aquel que no advierte tu frescura;
necio es.
Todo aquel que no huele tu inocencia;
carece de un sinfín de sentido.
Aparejas los acordes
en el baul del naufrago.
Desenvuelves armonías,
sumas, multiplicas
añades compases
das verdades
y con ellas vida.
(enciendes las velas en todas las estancias)
Eres paso,
luz perenne,
adecuada perpetuas,
(silencio y sonido)
robusto,
ese mismo que jamas
entristece ni se quiebra.
A tu lado desaparecen los rugidos,
distorsiones estridentes.
A la vez
intensificas los latidos,
sacas el polvo,
das brillo
a la tenaz locura
hallada, cabida,
en mi corazón.
(de estribillo en estribillo)
Dame tu mano,
agarrame con fuerza,
desaliñemos juntos las quejas,
demolamos estigmas y estirpes,
y a los arañazos,
de los pinchos de alambre
que son condena y frontera.
Somos vapor de amor,
estamos bajo el influjo
de un fluido interminable,
incuestionable,
indescifrable....
pero existente y verdadero.
Mencioname como valiente o cobarde,
como tozudo, bravucón,
timido o indomable;
llamame como te plazca.
Aún con el peso de sucias cadenas
e inconfesables herrajes...
en ti creo...
a ti me ofrezco,
limpia mis heridas con tu amor.