Mi mayor expedición, fue subir el Everest y mi mayor fracaso, tener que abortar por congelaciones en los pies. Todos tenemos un ocho mil soñado en nuestras vidas, pero a la montaña, hay que ir bien equipado, con GPS, entendiendo bien su climatología, respetando mucho la subida y aún más la bajada. Subir el Everest conlleva un riesgo que estuve dispuesto a asumir, valía la pena intentarlo, era una gran expedición, el sueño de una vida, alcanzar el techo del mundo, pero la montaña no cambia la climatología por nadie. He de admitir que le he cogido miedo a la montaña, pero me fascinan los ocho miles y los vivacs a -40 grados. No sé si vuelva otro año a intentarlo con mejor chaqueta y mejores botas. Sin duda el Everest, es mi montaña soñada y se ha ganado todo mi respeto. De todos los ocho miles es mi favorita, a pesar de su zona de la muerte, del mal de altura, y los edemas pulmonares. No es la única, pero es la más alta y famosa. Ojalá la hubiese visto mejor, leído mejor y entendido mejor. Estas montañas tienen su propia filosofía y subir montañas tan altas requieren previamente amar esta filosofía, de una buena preparación y de tener siquiera un poco de respeto a la montaña. A los montañeros nos pueden muchas veces más las ganas y no vemos más allá... Pero estas montañas, se tienen que ver y estar muy seguro de querer subirlas. Otros intentan subir el K2, tampoco es la única, pero es la más peligrosa del mundo y también la más bonita. Hay otras 12 por el mundo, todas ellas con una filosofía hermosa. Quizás con buen equipo, y de otras formas, me atreva con el Nanga Parbat, tal vez subiendo por Rupal y bajando por Diamir, o con el Anapurna y sus violentos temporales. Al Everest siempre volveré, nunca lo olvidaré, desearé de su imposible cima siempre, es mi montaña codiciada y le tengo muchas ganas. Para todos aquellos que anhelen el K2, preparen los crampones y los piolos, que es la más dura subida y peligrosa bajada, pero la más hermosa y cotizada montaña, no apta para todo el mundo, pero en su cima está el premio, el más bonito mar de nubes existido, y para quien lo sube... montaña inolvidable que llevarás en el corazón por toda una vida.
Montañeros, cuidemos y amemos la montaña que es lo más bonito y maravilloso del mundo.
A mi Everest te echo de menos, jamás te voy a olvidar. Codiciaré tu cima toda la vida. A mi k2 gracias por todo, siempre te voy a llevar.
A mis dos grandes amigas que quiero y ante todo admiro por todo lo alto. Demasiada calidad. Mis dos gotas de agua. No cambieis nunca.. deseo muchísimo vuestra amistad y veros pronto juntas haciendo surf. Merecéis ser encontradas.
Aitor Duarte Fernández