En un rincón de mi mesa,
se haya un florero de cristal,
que contiene la flor más bella
que en el mundo haya de encontrar.
Con un color morado,
que combina perfecto con sus cejas,
pues refleja su ternura
además de inteligencia.
A veces es rosa,
de un tono muy suave,
como su corazón lo demuestra
en los momentos importantes.
Otras veces es amarilla,
de un matiz muy tenue,
como los rayos del sol en las mañanas
cuando todos duermen.
Por último, es blanca,
tanto como la pureza,
como una buena amiga
que te acompaña en las alegrías y tristezas.
¡Qué flor más linda tengo!
en el rincón de mi mesa,
siempreviva se llama,
siempre un gusto de verla.