Pasamos la vida preocupados y con miedo, miedo al presente miedo al pasado, al futuro, miedo a la enfermedad, miedo a la Pandemia, miedo a lo que sabe Dios que vendrá. No sabemos vivir, todo lo basamos en el vicio
de comprar, beber, fumar, drogarse, que si el amor vendrá o algún día se marchará, nos ofuscamos muy fácilmente, nos ofendemos demasiado, discutimos sin razonar, la humildad es una palabra desconocida, la empatía suele
ser más que interesada, amamos odiamos, matamos, envidiamos nos envidian, deseamos esto, aquello lo otro y cuando lo tenemos, nos cansamos de todo y deseamos más, la última novedad. Y sin embargo, cuando muere alguien que queremos, siempre pensamos que la vida no tiene sentido y siempre mueren los buenos y los hijos de
puta de los malos siguen viviendo, que la vida es injusta, que son dos días los que vivimos y tenemos que aprovecharlo, al otro día cuando el muerto esta enterrado, la vida sigue y nosotros volvemos a la rutina y seguimos haciendo diciendo y viviendo igual que antes supiéramos que quien queríamos a muerto, El oficio de vivir es complicado. Disfrutar de una sonrisa, ayudar a quien podamos, una noche estrellada y con una luna
que brilla, un té quiero a destiempo sin que el que lo oye lo espere porque así lo sentimos, un amanecer
sintiendo con todos los sentidos, estar rodeados de los nuestros, sentirte amado y amar al mismo tiempo ,
respirar hondo y notar el oxígeno, observar el silencio y las olas del mar con el sol allá a lo lejos en el horizonte escondiéndose poco a poco. Las pequeñas cosas las que no cuestan esfuerzo ni dinero si lo piensas son las
que más gozamos, pero nos empeñamos en dejar el orgullo y el ego así como el pensamiento que sean nuestros dueños, si realmente no sabemos vivir la vida como se merece ser vivida, quizás el misterio de la vida sea que al final la muerte que nos da tanto miedo en realidad es un bello regalo.
Mael Lorens
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de Autor 15/09/2021