Veo jugar arlequines en peligrosa apertura tan inmunda
desde el ardiente ajedrez del hosco disfraz democrático
para que en consecuentes futuros cercanos todo se hunda,
si hasta ya atizan la brasa fueguina del negro neumático.
Altivos e iracundos no conceden ni la cívica tregua necesaria
cuando la cruel y combativa pandemia mortuoria se renueva
y en vez de Covid transmuta cepas cursantes de atroz Malaria,
nutriente fermental de táctica política y estrategia que subleva.
¡Pobre país!, cercano repitente amnésico del esquilmante caos
atalayas sigilosos, previsibles tatuceras y cuarteles demoníacos,
irresponsables bocones resurrectos, impenitentes y piromaníacos.
Pretenden desde el averiado espejo del ayer ser noveles alzaos,
réplicas tonantes que recogerán el mismo, inclemente resultado:
otra vez sangre, muertes y torturas en el oriental paisaje mutilado.