OJOS QUE NO VEN
Mi rival es mi propio corazón, por traicionero.
AGUSTIN LARA
Con esmerado empeño de singular esfuerzo,
nado contra corriente de tumultuoso río
y no logro entender la ceguera, que te hace
ir a buscar en otras, lo que siempre has tenido.
En esta encrucijada de leve promontorio,
puedo, sin proponerme, contemplar tu deriva
y observar tu naufragio, allá, en el horizonte
y con este futuro, pronosticar tu vida.
Pero ese no es el caso, ni la intención, tampoco,
esto, tan solo explica mi carencia de escrúpulo,
el que no me remuerda, estrecharla en mis brazos
y besarla en los labios, sin migaja de culpa.
Tú la dejas allí, yo la encuentro y la tomo;
veo, lo que no puedes mirar, en tu ceguera
y le doy el orgullo de sentirse atractiva,
de saberse deseada, de ponerse, altanera.
En esta etapa nueva, sé que la he compartido;
en esta circunstancia, puede darse ese lujo;
te seguirá queriendo; ¿Qué culpa tiene ella,
si tú abusas lo mío, si yo tomo lo tuyo?.