Destinados siempre al hueco
donde nadie nos observa
y podemos ser auténticos
ya allí no vale la pena
Y descendemos sedientos
de los jardines y mares
placeres y amores locos
ensueños, música y panes
Estando dentro del hueco
con el silencio y quietud
escenario álgido seco
llora el alma en ataúd
Con innegable tristeza
llueve sobre esa tu tierra
inservible ya es la luna
solo el atavismo yerra
Lale Neda