«Sobre este mar de piel acantilada».
Carlos Barral
Espacio lleno de noche fría, horror
y muerte. Nave que cruza callada
el cielo, cables como trenzas,
ruinas
en un abismo, vida para nada.
Se pierden las estrellas del retorno
anhelado. Sólo quedan sombras, llanto,
en un paraiso inútil, ya perdido.
La luz insomne ha muerto, su memoria
no tiene oficio en el otoño. Caen
los años sin medida,
como heridas
impronunciables. Restos de un naufragio.
La lumbre de los mitos hecha ansia,
historia del pasado más oscuro.
Salvaje fiesta de las sensaciones
bebiendo en una copa de cristal.
Lugar extraño que deseo y que nunca
tendré,
distante por siempre del mundo,
como los cines en viejas ciudades
donde el invierno dura demasiado.
Ahora, todo es el tránsito apacible
a la verdad de un futuro en penumbra.
Porque vivir es el sueño doméstico
que siempre gusta recordar, la patria
de mi ansiedad,
borrosa certeza
sobre este mar de piel acantilada.