En, de tus labios, la seda
dulce fuente de placer,
tú me regalas, mujer,
dulce maná que aún queda;
esa ambrosía selecta,
ese aroma de tu piel,
esa predilecta miel,
sutil agua, predilecta;
y ante un brebaje tan fino
dulce fuente de ternura
yo disfruto lo divino;
y entre tan albina espuma,
me convierto en un suspiro
do mi anhelo se consuma...